En cada contexto, cultura o momento histórico, la existencia de dos sexos ha sido interpretada de un modo distinto. El hecho de nacer hombre o mujer conlleva una serie de ventajas y privilegios para la mayoría de los varones y una larga serie de dificultades y desventajas para las mujeres.
A pesar de que son muchos los logros que se han conseguido en las últimas décadas en la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres, aún perviven modelos de conducta y de relaciones entre hombres y mujeres que ponen de manifiesto los desequilibrios existentes entre ambos y la necesidad de continuar avanzando para se produzcan transformaciones estructurales y cambios realmente significativos en todos los ámbitos.
Practicar la coeducación en la escuela significa dar la posibilidad para que ambos sexos aprendan a relacionarse desde el reconocimiento mutuo y para que niños y niñas puedan expresar formas singulares, originales, diversas, pacíficas y libres de ser hombre y de ser mujer. Coeducar significa educar a los niños y a las niñas al margen de todos los roles y estereotipos que nos impone la sociedad, de manera que todas las personas tengan las mismas oportunidades y no se les marquen diferencias culturales por ser varón o por ser mujer.
La igualdad entre hombres y mujeres se presenta como un principio básico y un derecho fundamental dentro del marco legal de la Comunidad Europea, la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía de la Comunidad andaluza.
